
Armonía y secreto, memoria que se pierde entre los verdes, vida y literatura. Podría ser la entrada al Manderley de Daphne de Maurier, o el bosquecillo junto al Pavillón Colombe en Saint Brice sous Forêt, la casa de los alrededores de París en la que vivía entre viajes la escritora, decoradora y jardinera Edith Wharton; y en cuyo salón de muebles blancos, durante diez años, estuvo colgado este cuadro.
En sus libros, Edith, como su amigo y maestro Henry James, hablaba mucho de decoración y mucho de arte. Le gustaba Bellini y Piero de la Francesca, el renacimiento italiano, las columnas dóricas y Dante Gabriel Rossetti; detestaba los muebles victorianos, los flecos, los colores oscuros y la desvergúenza de los de Bloomsbury; escribía en la cama, era libre, rica, bisexual y autosuficiente pero estaba en contra de las feministas y, en principio, de casi todo lo que oliera a contemporáneo.
¿Por qué tendría Edith Wharton un Cezanne, este Cezanne, en su casa ?.
Los Castaños y el estanque del Jas de Bouffan. 37 x 44 cm. 1868 - 70. National Gallery ( prestamo de la Tate Gallery )