jueves, 18 de noviembre de 2010
Nada como un viaje tránquilo. He conocido aquí la obra insólita de Jose Plecnic (1872-1957), el gran arquitecto nacional que defendió la identidad estética eslovena frente a los alardes germánicos. Estudió en Viena donde fue el arquitecto favorito de Otto Wagner, y volvió a Lubliana para darle la vuelta desde sus torres y campanarios hasta sus puentes y cimientos. Su obra es de una modernidad excéntrica e historicista, llena de nostalgias medievales y grandeza oscura, usa el hormigón armado como si lo acabara de extraer de una mina de Tolkien. Plecnic generó una arquitectura orgánica que se enfrenta con desparpajo a la modernidad de la línea recta ; También se ocupa de diseñar, en hierro y madera, muebles, altares, candelabros y balaustres, cuajados de volutas y de libre albedrío. Era religioso y algo místico, ascético, poco racional , nada racionalista y en todo profuso. Mucho en su vida y obra le vincula a Gaudi.