martes, 1 de junio de 2010

"...Cierre los ojos, espere, no piense en nada. Ábralos...¿Verdad?...Sólo se percibe una gran ondulación coloreada, ¿eh?, una irisación, colores, una riqueza de colores (...)Todos esos tonos se nos derraman en la sangre, nos sentimos vigorizados. Nacemos al mundo de verdad, volvemos a ser nosotros mismos, nos convertimos en pintura...Para amar un cuadro, primero hay que haberlo bebido así, a largos tragos, perder conciencia, descender con el pintor a las raices sombrías, enmarañadas, de las cosas. (...) Creo que Veronese es, mire usted, la plenitud de la idea en los colores, la plenitud del pensamiento en el placer y del placer en la salud. Cubría sus telas con una vasta capa gris, sí, como hacían todos en aquella época, y era su primera conquista, como un trozo de la tierra antes de que el día, el espíritu se alce..." Paul Cezanne (A Joaquim Gasquet)
Paolo Veronese: Las bodas de Canaan . 677 x 994 cm .1563. Museo del Louvre