miércoles, 9 de junio de 2010

Cezanne era temperamental, podía ser malhumorado y gritón, dado al bufido y al desplante, pero no fue un hombre violento, ni en su vida ni en su obra. Pinta, sobre todo en los primeros años, variadas escenas turbias de peligrosa tensión sexual pero rara vez se registra en sus cuadros la violencia física. Aparte de alguna copia romántica de Delacroix y crimenes históricos en apuntes informales de cuaderno, solo recuerdo el pequeño asesinato que pintó como homenaje a Goya en 1870. Y después, ya maduro, cuando le creíamos en un estado de ánimo controlado por paisajes, siestas en Nápoles y bañistas, surge de repente esta Mujer estrangulada. No se bien qué revela, pero se que este cuadrito es revelador.
Representa a la habitual mujer tentadora con largos cabellos de Medusa, en su familiar cama blanda y blanca como una nube, con su camisón vaporoso que la desnuda más que la viste, y las pesadas cortinas rojas propias de un boudoir; el escenario no es nuevo en cezanne, ni la mujer, pero esta vez alguien está matándola desesperadamente quizás sea el mismo hombre que hace dos años la miraba comedido desde el sofá mientras ella se desperezaba. La postura del asesino es forzada, su cuerpo se descoyunta y se violenta, se arquea para no tocarla mientras la estrangula. Una figura femenina es testigo del asesinato o de la ejecución, su cara recuerda la del personaje de Munch en pleno grito, aunque ahora no grita, sólo observa.
¿Donde y cómo estaba el espíritu de Cezanne, en qué pensaba cuando pinto este cuadro de trazo rápido, subjetivo, expresionista y apasionado?. ¿Qué hacía Hortense por esos días?,¿Estoy segura de que es un hombre el asesino?,¿Y quien es la mujer que mira desde el interior oscuro?.

La Mujer Estrangulada. 31 x 25 Cm.Circa 1875. Museo d'Orsay.