jueves, 10 de junio de 2010

En 1850 nació Hortense en una familia de granjeros, Claude Antoine y Catherine Fiquet, en Souligny, un pueblito del Jura, al norte de Francia. Poco después se trasladan a Lantenne, en la carretera de Belancon, al pie de las colinas. Allí nació su hermana Marie Eugenie que vivió pocos años.
Como tantos otros campesinos en épocas de hambre, los Fiquet emigraron a Paris, Hortense no había cumplido los once años. Allí muere la madre en Julio de 1867. Su viudo, decide entonces dejar la capital donde nunca estuvo cómodo y vover a Lantenne para cuidar sus quince hectareas de tierra oscura. Hortense escoge quedarse, y empieza con diecisiete años su vida a solas en París. Para ganarse la vida, unos dicen que era modelo y otros que encuadernaba libros, ambas profesiones estaban muy mal pagadas. En 1869 conoce a un pintor extravagante que tiene treinta años y una pequeña renta mensual que le envía su padre; Cuando él se marcha a vivir en L'Estaque, cerca de Marsella, Hortense le acompaña.
En 1871 se queda embarazada, vuelven a París para que nazca allí su hijo en Enero de 1872. El padre le inscribe en el registro civil y le da su nombre : Paul Cezanne.
Los amigos del artista no quieren a Hortense y evitan pronunciar su nombre, le llaman "La boule", nadie sabe si era este un ápodo por el que a ella le conocían de antes o si se lo adjudican porque piensan que es para Cezanne como la bola de hierro que llevan los presos amarrada al tobillo.
A Hortense le gusta París, Suiza, los vestidos a la moda y la limonada. A Cezanne le gusta su hijo y pintar.
La pareja convive a veces pero nunca comparte una vida, Cezanne no reconoce la relación ante su familia y lleva poco a Hortense con sus amigos. Se casan en 1886, quizás porque su hermana Marie insiste, quizás por el hijo, pero siguen viviendo la mayor parte del tiempo en casas separadas, en ciudades distintas. Cuando Muere Cezanne, Hortense y Paul están en París y, a pesar de dos cartas de aviso, no llegan a tiempo para despedirle. En el testamento, Cezanne deja todos sus bienes a su hijo, no cita a Hortense excepto en un pequeño legado, como al servicio.
Hortense sobrevive diecisiete años a su marido, vive en París y viaja frecuentemente a Suiza con una acompañante de pago, su hijo y ella han vendido casi todos los cuadros de Cezanne al poco de su muerte y se funden juntos la herencia en las mesas de juego de Montecarlo. Nadie le hace entrevistas, no le invitan a inauguraciones de Cezanne en America, a los numerosos tesinandos en la obra de su marido no se les ocurre durante esos diecisiete años, recurrir a ella para buscar información privilegiada.
Hortense Muere en París en mayo de 1922, la entierran en el cementerio de Pere Lachaise, donde enterrarán veinticinco años después a su hijo, no hay quien piense que puedan tener un sitio en la tumba de la familia Cezanne en Aix en Provence.
Esta historia no es sencilla, alrededor de Hortense Fiquet parece haberse urdido una conspiración de silencio, al principio pensé que era una traición a Paul Cezanne, ahora empiezo a creer que puede más bien tratarse de una muralla de discreción que sus amigos levantaron en torno al asunto por respeto a él, tan alta y compacta que ni siquiera la indiscreta posteridad ha podido derribarla.
Hortense es una paradoja, siempre anduvo por allí pero no se notaba, era social y parlanchina pero no se la escucha, vivió con Cezanne en Auvers pero los Gachet y Pisarro dicen que casi nunca venía a sus casas; se sabe que se trataba con Vollard pero el marchante y padrino de su nieto no cita a Hortense en su libro sobre el artista. Los Renoir eran íntimos de la familia, Jean Renoir en su libro sobre Pierre Auguste, su padre, habla del hijo de Cezanne como su gran amigo, casi hermano, pero en ningún momento menciona a su madre.
George Riviere, suegro de Paul Jr., pasaba largas temporadas con su hija y su yerno. El escritor trataba con frecuencia a Hortense pero cuando publica su libro, "Le Maitre Paul Cezanne", en 1923, no la nombra, y en el capítulo "La mujer en la obra de Paul Cezanne", dice :"La vida de Paul Cezanne no conoció las aventuras amorosas. Si el espíritu del artista fue siempre atormentado, su corazón permaneció tranquilo. El amor no ocupó un lugar en esta existencia de recluso unicamente consagrada al arte".
Por su parte, John Rewald escribe: "La entrada de Hortense Fiquet en la vida de Cezanne no parece que influyera o afectara su arte ni la relación con sus amigos".
Y sin embargo, hay un hecho incontestable, desde 1872 hasta 1895, Paul Cezanne retrató veintisiete veces a Hortense Fiquet durante horas y horas compartidas en las que ella permanecía inmovil.

¿Por qué pintaba Cezanne a su mujer?, ¿Qué veía en ella y qué quería mostrarnos?, ¿Qué temía Cezanne de Hortense y qué le tranquilizaba en ella?, ¿Qué desconocemos?.

La mujer del cuello de encaje blanco con las manos grandes entrecruzadas sobre su regazo es Hortense Fiquet en 1922, está posando para una foto en la boda de Claude, el hijo de Pierre Auguste Renoir. Existen pocas fotos de Hortense, en ninguna están juntos, por lo que se, todas son muy tardías, no se fotografió mientras era joven. En un retrato de 1905, se la ve con la cara algo abotargada, los párpados pesados y un exceso de polvos de arroz. Lleva un vestido floreado de muselina fina y su pecho se muestra sorprendentemente alto, lleno y redondo.

En las dos únicas cartas que se conservan escritas por Hortense, se ve que escribía frivolamente pero con propiedad. En una de ellas, dirigida a la mujer del Victor Choquet, coleccionista y amigo de Cezanne, le cuenta sus vacaciones y añade que el pobre Paul no consigue acabar sus obras a un nivel aceptable.
Cuando Matisse acudió a conocer a Hortense para que le hablara del maestro Cezanne, ella solo supo comentarle que el pobre Paul tenía una enorme afición a pintar pero nunca conseguía resultados de lustre, "¡Ah, si hubiera sabido pintar como Monet o Renoir!", exclamó al despedirle.