domingo, 21 de marzo de 2010

Es dificil verbalizar la certeza. Los impertinentes ojos con antiparras de Chardin son hermanos de los exaltados ojos de Cezanne, la línea que une sus miradas y sus bodegones es inequívoca pero ¿Cómo definirla?. Objetos sencillos y familiares sobre fondos neutros, armonía arquitectónica, equilibrio de volúmenes...Hay más. Según Proust, Chardín consigue rescatar los objetos "de esa eterna oscuridad en la que permanecían enterrados ". Proust (si no hubieran sido socialmente tan distintos, siendo contemporáneos) podría afirmar lo mismo de Cezanne. Cezanne mira el mundo como si lo estuviera viendo por primera vez, intenta no ya reproducir sino crear en sus cuadros una realidad a estrenar; la realidad virgen de la que hablaba Chardin...Y hay más. Cómo verbalizar lo inefable, la experiencia mística que pueden desencadenar Chardin y Cezanne con un azucarero, la armonía ultramundana que flota en sus manzanas, la paz oriental o religiosa que transmiten sus bodegones... Hay más. (Fragmento con azucarero de Le brioche de Chardin)