viernes, 31 de diciembre de 2010
Hemos adoptado una perrita. Parece un corzo en miniatura. Se llama Arbequina por el Aceite que cultivan los ojos azules de Elena. Mauricio le ha hecho una foto agazapada tras el periódico. Blacky y Purris, un poco reluctantes, aceptan su presencia. A Jesús le ha caido en gracia. Jon no permitiría que pase sinsabores en una casa peor que la nuestra. Arbequina me ha adoptado a mí.
domingo, 26 de diciembre de 2010
sábado, 25 de diciembre de 2010
En Nochebuena rompimos una tradición para comenzar con otra aún más antigua. Fuimos al Monasterio de Lluc a escuchar El Canto de la Sibil.la en la misa de maitines que allí empieza a las diez de la noche, dos horas antes que la Misa del Gallo madrileña a la que, por otra parte, creo que nunca llegué a ir. La misa de Lluc la cantan los niños de la Escolanía del colegio del monasterio. La sibil.la se oyo en la voz de Andrés Kortz, un niño de diez años; el sermón de la Calenda lo pronunció una Joana Maria Comas, pollensina de siete años, la más petitona de la escuela.Hasta escuchamos el canto de los ángeles. La Iglesia estaba llena y transmitía un espíritu de espontánea comunidad, una religiosidad profunda y semiláica.
Antes de la misa, cenamos sopa de Navidad con pasta y albondiguitas en La Fonda del monasterio; a la salida, tomamos chocolate con ensaimada. Arropados por la música, la Nochebuena y el chocolate, volvimos a casa.
jueves, 23 de diciembre de 2010
Al comenzar el camino de montaña entre Orient y Santa María del Camí, tropezé con lo que resultó ser, a mis pies, la Montaigne Sainte Victoire. Entre Dios y ella, nos protegieron por los pedregales inestables y húmedos, por los resbaladizos descensos abruptos, nos guardaron de despeñarnos hacia los precipicios por los que no alcanzábamos a ver el fondo, solo escuchábamos el rumor del agua que corría, caía y tropezaba, como nosotros.
miércoles, 22 de diciembre de 2010
Cuando la luna llena de Diciembre coincide con el equinocio de Invierno, hay que hacer algo. En Can Dionis: Elena, María, Nuria,Clara, Jon, Jesús y yo. Hicimos una hoguera ritual y a las doce de la noche saltamos sobre ella. Después, escribimos todo lo malo del año pasado en papelitos y los fuimos quemando en sus llamas; algunos solo quemaron un papel, otros llegaron a cinco. Nuestros deseos para el 2011 están guardados en la cajita roja del estante alto de la cuina. Hasta el año que viene.
jueves, 16 de diciembre de 2010
miércoles, 8 de diciembre de 2010
viernes, 3 de diciembre de 2010
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