lunes, 8 de marzo de 2010

Tus biografías son prolijas, llenas de pequeñas fechas y pequeños lugares, registran calle y número, tus efímeras direcciones postales, saben tu gusto en sombreros, recogen tus cartas y citan a tus amigos pero ignoran, como ellos, como yo, todos tus porqués.
Nada, ni el nombre sabemos de la muchacha que te enamoró en la primavera de 1885, sólo que la escribías apasionado y esperabas sus cartas clandestinas mientras te movías inquieto de un lugar a otro, huyendo de tu tristeza, expectante, asocial y confuso.
¿Y Por qué, en Agosto de 1885, de todos los bellos pueblos de la Provenza, tuviste que instalar a Hortense y a tu hijo en Gardanne, en el corazón de la cuenca minera del Ródano, con humeantes fábricas de aluminio y oscuras minas de Lignito?.Tú, mantenías tu residencia en Aix, trabajabas en tu estudio del Jas de Bouffan y les visitabas en tren todos los días, solo os separaban ocho kilómetros. Para entretenerte y verles poco, pintabas Gardanne desde recodos del valle a los que llegabas con un burro que cargaba tu utillaje. En tus cuadros de allí y entonces, borraste las huellas de la industria para plasmar un esqueleto esencial del pueblo en amontonados cubos, verdes, ocres y rojos. Porque querías borrar el cambio de Provenza y quizás tu hoy atormentado, para aferrarte a un pasado acogedor e inmovil, inventaste en Gardanne el primer pueblo cubista, y, eres una paradoja, te lanzaste con él, más que el aluminio y las minas, hacia el moderno siglo XX. ¿Has visto los pueblos de Bracque que cuelgan en el MOMA?.
Y en Abril de 1886,¿por qué te casas con Hortense a la que ya no amabas cuando os conocisteis en París en 1869, a la que nunca amaste, la que jamás te quiso?. Me gustaría que habláramos otro día de esto.