martes, 9 de marzo de 2010

Charles Darwin publicó el origen de las especies en 1859. La obra se tradujo al francés en 1862 y la mayoría de los científicos galos desdeñaron o rechazaron la teoría de la selección natural como origen de la evolución. En Paris, en pleno spleen, optaron por ignorar el evolucionismo como una extravagancia más de los ingleses pero en Aix en Provenza no estaban por el escepticismo, dos señores muy listos, el botánico Louis Charles Gastón de Saporta( 1823-1895) y el jovencísimo geólogo y zoologo Antoine Fortuné Marion (1846-1900) recibieron el libro con entusiasmo, incorporaron el planteamiento a sus investigaciones en curso y mantuvieron sesuda correspondencia con Darwin. Con los años, Gaston de Saporta llegaría a ser el director del Museo de Historia Natural de Aix, y Marion, profesor de paleontología y zoologia en la universidad de Marsella, y director del Museo de Historia Natural de esta ciudad.
Aparte de científico brillante, Marión era pintor amateur y gran amigo de Paul Cezanne. El artista le retrata con el poeta Valebregue, a plein air con sombrero, van de campo pero elegantes y con un toque de bohemia . En muchas de sus cartas Cezanne habla del amigo científico y aprendiz de artista con cariño, cuenta de sus paseos juntos por los altiplanos de la región de Aix y cita su nombre entre los que le acompañan de excursión a la Sainte Victoire un mes de Mayo. Entre los papeles de Cezanne se encuentran unas hojas sueltas en las que bocetos del artista se mezclan con notas de la mano de Marion, se ve que Cezanne preguntaba los difíciles nombres de fósiles que iban encontrando, quería memorizar periodos geológicos, o la composición de los distintos estratos que formaban la montaña, y el científico se los iba escribiendo sobre la marcha en l0s mismos papeles de sus dibujos.
Por las cartas de Zola a Cezanne sabemos también que los dos amigos conocieron la obra de Darwin a través de Marion y compartían las teorías de evolución que para ellos supusieron un hallazgo revolucionario que les proporcionaba una realidad nueva. Zola y Cezanne fueron, como Marion, republicanos, jovenes, modernos y evolucionistas .
Y vuelven las preguntas sin respuesta.
¿Mantuvo el artista la fé en Darwin durante sus últimos años de profunda religiosidad católica? Y si fue así, ¿de qué manera articulaba en este contexto la creación divina y la existencia del alma?, ¿supo engranar los dos discursos?.
Y por otra parte, ¿Hasta qué punto las experiencias geológicas de Cezanne influyen en su modo de percibir y representar la naturaleza y más en concreto ésa esencia siempre buscada de una montaña a cuyo historia y composición se había asomado con Antoine Fortuné Marion?
(Tras una visita al Museo de Historia natural Aix en Provence, 10 rue Espariat, fundado en 1839 y que, algún audiovisual aparte, se mantiene en espíritu y colecciones casi idéntico al que conoció P.C.)