domingo, 30 de mayo de 2010

" los que solo conocieron a Cezanne en sus últimos años,estragado ya por la enfermedad, no pueden imaginar cómo era a los treinta años: Un chico alto y sólido, con las piernas largas y un poco curvadas, la cabeza siempre en alto, como si mirara al horizonte. Su rostro noble rodeado por una barba negra y rizada, recordaba las figuras de los dioses asirios. Sus ojos oscuros, grandes, chispeantes de vida y con una movilidad extrema dominaban la nariz fina y ligeramente arqueada y contribuían a dar a su fisionomía un caracter oriental. Generalmente mantenía un aire grave, pero cuando hablaba sus rasgos se animaban y una mímica expresiva acompañaba sus palabras, pronunciadas por una voz fuerte y bien timbrada a la que su fuerte acento provenzal añadía un sabor particular.
Desdeñaba todo acicalamiento, nunca se preocupaba en arreglarse y su atuendo era bastante descuidado, solía llevar un sombrero blando echado para atras, la ropa de colores oscuros no parecía que pudiera algún día haber sido nueva, y él la llevaba hasta que se le caía en pedazos. Para trabajar se ponía una chaqueta y un mono de loneta azul como los que llevan los obreros de la construcción. Estas eran las unicas precauciones que tomaba para no mancharse y siempre iba cubierto de grandes manchas de color". G. Riviere,( Le maitre Paul Cezanne. 1923 ).

G. Riviere, además de ser escritor aficionado, editor y amigo de artistas, especialmente de Renoir, era también el consuegro de Cezanne.

Autorretrato del artista con sombrero de paja. Circa 1878. 38x 29 cm. MOMA. Nueva York