martes, 8 de marzo de 2011

A mal tiempo buena cara; y por el contrario, hoy que ya  tenemos sol,  voy yo y  pierdo la cámara.
El día empezó bien   y continuaba pletórico. En Italia se celebra mucho y con alegría el día de la mujer que es hoy, 8 de Marzo. En los kioskos venden ramitos de mimosas y es frecuente recibirlos como regalo de conocidos y extraños, como de hecho me ocurrió esta mañana cuando iba yo a comprar el pan a eso de las nueve, y  me abordó un caballero de mediana edad avanzada y bufanda escocesa para mimarme  con mimosas y desearme  Auguri . Tras este idílico comienzo, enfilé de nuevo hacia  San Vitale y lo de Gala para tomar las últimas fotos, el sol entraba a bocanadas a través de las ventanas de alabastro y por las puertas de bronce abiertas al aire, los mosaicos de las paredes relucían  de gozo y el marmol de las columnas descubría sin pudor  los tonos siena de sus venas  simétricas . Nunca ví  morados tan botánicos, rojos tan profundos, ni blancos tan lívidos.
 Mantuve después una agradable conversación con Egidio Miserocchi, quien  diseña y decora  telas de lino y algodón al viejo estilo romagnolo "a ruggine" que dicen viene de los tiempos bizantinos. Él mismo talla los sellos de madera con que  estampa las telas, utilizando como tintes, o bien el óxido - ruggine- de hierro tradicional, o los tonos que extrae, como le enseñaron los viejos campesinos montañeses, de las semillas, frutos  y hierbas de la zona; ultimamente me dice que ha comenzado a experimentar con los amarillos anaranjados del caqui, duda en usarlos pues cree que quizás resultarán  demasiado atrevidos.
Tras unos gnocchi inmejorables y dos cafés masticables, me acerqué  al mausoleo de Teodorico, solo lo había disfrutado en un día oscuro y ventoso; con sol, sus blancos se expanden;  Resaltan las aristas de cada corte inteligente hecho en las moles de piedra para conseguir que encajen  y se sujeten entre ellas sin argamasa alguna, en seco estricto; El monolito de la cubierta  hace notar su peso y se evidencian los lados sutiles del decaedro que compone el piso bajo; arriba, el sepulcro de pórfido, que quizás fue una bañera, reluce de magia y de poder bajo  dos cruces y entre los rayos cruzados de los ventanucos enfrentados.
Encontré angulos nuevos y sombras deslumbrantes, yo iba a revolucionar el mundo con las fotos de Teodorico, con las fotos luminosas de San Vitale, con aquellas imágenes polkianas de los  alabastros  abstractos en la ventana baja de Gala Placidia.
Y desde los jardines de Teodorico salí  engreida y pimpante  hacia la estación para sacar los billetes a Rímini de mañana.
 Y esto es lo que hay, punto final, cuento de la lechera, hacia esa zona horaria, no se bien donde, perdí para siempre mi cámara de fotos . Se acabó. Todavía no había caido la tarde y de repente se nubló el día .
A mal tiempo buena cara, con mi cellulare hago una foto, ramplona pero alegre,  de las mimosas y alegrías de mi mesilla.
Esto es lo que hay, al fín y al cabo  hoy ha sido un buen día, incluida la moraleja.